lunes, 18 de junio de 2018

La educación mental

Desde hace tiempo vengo argumentando, una y otra vez, que la diferencia de objetivos por género no viene de serie sino "impuesta" por educación. Pero tocar la educación que tenemos parece un arte mayor intocable capaz de restar credibilidad a quien atente contra ella. Por fortuna, cada vez me veo menos solo en esta batalla.

¡Claro! Carezco del lenguaje riguroso, quizás, para explicarlo pero soy consciente de ello. Por eso, agradezco que los científicos tomen parte activa en el proceso evolutivo del ser humano, tanto individual como socialmente, tomando parte política activa. Aclaremos este punto, el de tomar parte política activa, pues estamos en una etapa en la que nada se aplica por definición sino por repetición y el manejo de algunas palabras las convierte en verdaderas por reiteración aunque sea mentira el uso dado, y esto nos hace perder mucho tiempo explicando las cosas para la comprensión necesaria. (¡Qué paradoja! cuando más estábamos ahorrando, o quizás por ello, en letras para escribir palabras nos vemos abocados a tener que explicar significados que no sólo teníamos que comprender ya sino que además vienen reflejadas en su definición en los diccionarios. Véanse los casos del feminismo o del laicismo). El ser humano es político desde el momento en que decide algo y, aquí, nada tienen que ver los conceptos errados de defender ideas de partidos políticos sino de defender posturas ante la vida, aunque aquí -por lo expuesto- haya que irse a la decimoprimera y decimosegunda afecciones que la academia de la lengua da al uso de la palabra política (ya os lo pongo aquí: "Arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado" y "Orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado", respectivamente).

En esto, en lo de la mente, y es una opinión muy personal, creo que hizo mucho daño la filosofía, principalmente, que expandió la duda como principal argumento para la razón sobre cualquier cosa porque no parece que se haya asumido que superar escollos mentales arcaicos forme parte de ese proceso como consecuencia o resultado a que lleva la duda. La duda como base para plantear supuestos ha de llevar a una visión ramificada de un sólo punto, desenredar la madeja y llegar a una solución; si la solución no llega, no sirve ampararse en "como yo no lo encuentro, se queda en duda" como solución. Hay cuestiones sociales y naturales que han sido resueltas y, sin embargo, aún siguen imponiéndose en los centros educativos (en algunos casos se agrava cuando, lejos de poder argumentarse racionalmente, se imponen como doctrinas desde el miedo).

A priori, por definición -digamos-, una persona científica ya se postula en estos criterios. Bueno, supongo que es así, pero cuando muchas de estas personas deciden defenderse de los chaparrones que provoca cualquier cambio -como efecto de aprender- bajo el paraguas de la ambigüedad se postula, consciente o inconscientemente, del lado más conservador social, justificando que las personas no quieran cambiar, amparados bajo el dogma del miedo y la duda estancada.

He visto, estoy viendo, la evolución mental del ser humano a través de mijita. Cuando nació no le tenía miedo a nada pero aprendió a temer. Nunca la he dicho que no salte desde lo alto del sofá, que no haga piruetas, que no corra tanto,... pero a su alrededor siempre hay quien se mete donde no debe con sus putos miedos para tratar de frenarla. Mi mirada siempre es de confianza en ella cuando me busca con la suya para cuestionarme sobre tales advertencias y creo que algo consigo. Siempre he tratado de explicarla las maravillas de la naturaleza y de la capacidad que tenemos para ir comprendiendo los sucesos pero en su entorno resulta excesivamente invasiva la religión predominante para que escape de sus supersticiones y adoración. Procuro mostrarla cómo se solucionan las cosas o cómo se puede investigar para llegar a una solución, en lugar de solucionárselas yo para que me deje tranquilo con lo que yo esté haciendo.

Mijita no creía en nada que no fuera seguir a sus progenitores (eso es lo natural, no porque ella sea más lista ni sus progenitores mejores). Su paso por el centro docente ha moldeado su mente. Siempre cuento una anécdota de ella: cuando íbamos paseando y alguien la llamaba princesa, se enfadaba y reprochaba a quien osara llamárselo que ella no era una princesa sino una bruja. Viendo la saturación de princesitas en todo el entorno enfocados, principalmente, a las niñas, decidí abordar la cuestión contándole a mijita que las princesas, por tradición, eran unas niñitas insoportables y consentidas que no sabían hacer nada y por eso las disponían tanta gente a su alrededor para servirlas; en cambio, temían a las brujas porque eran mujeres que sabían mucho porque leían, tenían gatos y sabían volar sobre sus escobas (es curioso que casi todas las ilustraciones sobre brujas aparezcan así y se tienda a inculcar que se las tema). Mijita empezó a querer ser una princesita con el primer trabajo que tuvo que hacer en el cole sobre castillos medievales. Me hubiera gustado ver la cara que pusieron cuando mijita se presentó con una fortaleza con calabozos, herejes, verdugos, feudos, dragones, brujas, esclavos, prisioneros,... porque me ocupé de mostrarle el lado menos amable de esa época, la más oscura de la historia, que trataban de enseñarla como algo maravilloso. Aquí, también me di cuenta de que mi influencia sobre mijita decrecía por pura lógica: compartía todo aquello con un montón de personas de su edad y bajo la batuta de las manos de en quien la habíamos puesto (cabe aclarar que no es una carga contra nadie, la maestra en cuestión es una buena profesional con las limitaciones didácticas impuestas).

Un ejemplo más drástico podría ponéroslo cuando a mijita la han reprochado (me parece increíble que esto siga sucediendo a día de hoy) ponerse unas botas de fútbol-sala que yo la compré porque eran las que le gustaba, o por llevar una bici que eligió enterita en su composición a su completo gusto y que no responde al estereotipo impuesto para las niñitas. Claro, esto en una niña rubita de ojos azules llama más la atención cuando una mente es cerradica y anclada.

Yo me he equivocado en todos estos conceptos pero voy aprendiendo y lo más gratificante es reconocer tu ignorancia porque estás abriéndote a aprender y creo que con ello beneficio el enfoque que pueda tener mijita de cara a afrontar su presente. Y estaré equivocado en alguna concepción de lo que he expuesto pero sigo dispuesto a aprender de quien quiera mostrarme mis errores...

... Y podría seguir tratando de argumentar cuanto digo pero creo que acabamos antes recomendando completamente este artículo del biólogo David Bueno (así como la conferencia enlazada posteriormente en un canal de youtube):

http://www.blogrosasensat.org/2018/05/el-cervell-matematic.html

https://www.youtube.com/watch?v=nXQe7I5WBXs&pbjreload=10

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